La complacencia de la Virgen en el Rosario.

La complacencia de la Virgen en el rezo del Rosario no radica primeramente en que le cantamos a Ella alabanzas, recordándole los misterios de la vida de Jesús en que Ella estaba interesada y participaba a toda hora. La intención de la Virgen es llevarnos a Jesús, y en cuanto el Santo Rosario cumple con esta tarea, le complace a Ella. “Fácil es comprender cuánto ha de complacerla vernos y oírnos tejer esta armoniosa corona de sus alabanzas.

III—Bellos ejemplos de meditación del Rosario.

Nos haríamos interminables si quisiéramos citar todos los ejemplos de meditación piadosa sobre los misterios del Rosario que trae León XIII en sus nueve Encíclicas. Baste con un ejemplo, pues el Pontífice, sabiendo que sus encíclicas por a través del ministerio episcopal y sacerdotal habrían de llegar hasta el alma más humilde entre los cristianos, da ejemplos de cómo debe meditarse el Santo Rosario.

Disposiciones exteriores del Papa sobre el Rosario.

El Sumo Pontífice consagró en su primera encíclica el mes de octubre al rezo del Santo Rosario. Pero en el fondo, quería que el rezo se volviera costumbre diaria en los individuos, familias y parroquias.

II—La naturaleza del Santo Rosario

De esta fuente inagotable de pensamientos, se puede sacar toda una teología del Santo Rosario.

En las primeras encíclicas, el Papa habla simplemente de “esta fórmula de orar” que “es sumamente agradable a la Virgen” (haec precandi formula) (I).

I—Las Encíclicas Marianas de León XIII

A los cinco años de su coronación de Papa, León XIII publicó su primera Epístola encíclica Supremi Apostolatus (I) (1° de septiembre de 1883) sobre una cuestión que iba a ocuparlo hasta su último día: la devoción a la Santísima Virgen y el Santo Rosario, como oración que más le agrada a ella.
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