
El otro
lugar donde aparece María es en la escena donde buscan a Jesús que está
predicando a sus discípulos, ella estaba acompañada de algunos familiares, que
la Biblia llama “los hermanos de Jesús”. Sabemos que al comienzo la Iglesia
cristiana nació en medio de la religión judía. En esa época había cierta
confusión, donde los primeros cristianos estaban presionados para pertenecer
completamente al pueblo judío y unos querían que se circuncidaran mientras que
otros decían que no era necesario. San Pablo lucha y aclara la doctrina
afirmando que la nueva circuncisión es creer en Jesucristo; lo más importante
es la fe y no las obras externas.
Por eso
cuando Jesús insiste en que su verdadera familia es la que cumple la voluntad
de Dios no está rechazando a María sino que está afirmando que su verdadera
familia, es decir, los que de verdad están incluidos dentro del pueblo de Dios
son los que de verdad escuchan su Palabra y la ponen en práctica. Y mirando
en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son
mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano,
mi hermana y mi madre.» (Mc
3,34-35).
Los
hermanos de Jesús son familiares de carne, no son familiares según el Espíritu,
por eso el grupo donde en forma natural está incluida María son aquellas
personas que tienen lazo de sangre con Jesús y posiblemente estaban apoyados
por los que querían judaizar a los cristianos; algunos de ellos querían tener
privilegios dentro del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, como nos muestra la
petición de la madre de los hijos de Zebedeo, (Mt 20,21), por ser familiares de
sangre de Jesús, pero los que están dentro del círculo son los verdaderos
familiares de Jesús, son los que le están escuchando y creyendo en él como
Mesías, porque Jesús no quiere estar sometido a las presiones de su familia de
carne sino que quiere estar haciendo la obra que Dios le encomendó, que fue
predicar su Amor y la llegada de su reino entre los hombres. Cualquiera pudiera
pensar que María haya querido mantener un nivel más alto que los demás por ser
la madre de Jesús, pero al contrario, los evangelios nos van mostrando con cada
vez mayor claridad la personalidad de María, su humildad y pureza, su fe y
entrega total al plan de Dios.
Ninguno
de los evangelios nos dice que María tuvo más hijos, solamente afirman que ella
es madre de Jesús, pero en ninguna parte dicen algo como por ejemplo: “María y
sus otros hijos”, porque si la Biblia quisiera decirlo claramente lo hubiese
afirmado. Lo que dice es que María andaba con “los hermanos de Jesús”, que en
el ambiente semítico de los judíos significa también los familiares cercanos. En
aquella época, como ahora también, a las mujeres no les gustaba andar solas por
la calle sino que salían con sus familiares o vecinos para hacer sus
diligencias.
La
Iglesia siempre ha visto en la virginidad de María uno de los signos más
poderosos de Dios en su plan de salvación para encarnar su Palabra. También ha
creído siempre que María permaneció virgen, totalmente dedicada a Jesús,
en cuerpo y alma, madre de la cabeza, y luego al cumplir Jesús su misión y
volver al Padre, María sigue virgen, madre también del Cuerpo, como lo sugiere
el evangelio de San Juan.
Lo que
podemos sacar del evangelio de Marcos es que la madre de Jesús era una mujer
judía y se llamaba María.
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